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martes, 15 de marzo de 2022

«Era Bueno y Tenía Estilo Para el Encordado»

GUSTAVO DIAZ NAAR ORIGINÓ
«EL FLECHA» DE SANCHEZ JULIAO


Por Juan Vicente Gutiérrez Magallanes

 

En Chambacú ocurrían hechos que nos podían ubicar en irrealidades, y que nunca imaginábamos que, con el paso del tiempo, llegarían a ser parte de nuestra historia.

Hoy, cuando revisamos los recuerdos, vamos encontrando personas que moraron por algún tiempo, en aquellos lares, todos constreñidos por las necesidades y las esperanzas fallidas. No obstante, parece que la vida nos diera otra oportunidad para ir encontrando hechos y escenas que nos dejan detenidos en el tiempo: Gustavo Díaz Naar, un preadolescente llegó de Santa Cruz de Lorica a la casa de la «Seño Carmen», directora de la Escuela Amor a Cartagena, que funcionaba en la casa de ella, Gustavo se encontró con Ruth, hermana de la directora, quien era mirada por los chambaculeros como una reina, muchas veces le propusieron que fuera candidata al Reinado de la Independencia, pero ella nunca aceptó. Era muy dedicada en sus estudios de magisterio en la Escuela Normal para Señoritas.

A Gustavo lo matricularon en el Seminario Menor de Cartagena de Indias. Pues la tía Estebana, deseaba verlo convertido en sacerdote. Los domingos jugaba con otros muchachos del barrio. En el Seminario cursó hasta tercer año de secundaria. Con los días, resolvió no continuar con los estudios de sacerdocio. Estebana, frente a la actitud del muchacho, procedió a matricularlo en el Colegio de la Esperanza. Era un bicho raro, pero de buena aceptación, por ser sobrino de la «Seño Carmen». Gustavo no logró adaptarse a la disciplina del nuevo colegio. De tal manera que resolvió marginarse totalmente de la institución. Y se dedicó mejor a mirar lo que ocurría en Chambacú, se sentaba en el pretil de la Escuela Amor a Cartagena a observar cómo se comunicaban, los tipos que transformaban las palabras, hablando revesino. Por ejemplo: a Toño le llamaban «Ñoto», a la mujer la llamaban «Jermu», el cambiar las sílabas de las palabras le parecía muy simpático. De esta manera fue captando la forma cómo se comunicaban los individuos en Chambacú, especialmente los que fumaban gruesos porros de marihuana. 
Gustavo era bien parecido, muy diferente al común del chambaculero. En una de sus andanzas conoció a la bella Hicho, pocas fueron las palabras que usó Gustavo para que la muchacha lo aceptara, pronto hicieron realidad sus amoríos y concibieron a Rosita, quien desafortunadamente murió en Venezuela muy joven adonde la madre se había ido a trabajar.

A Gustavo lo afectó la tragedia de la pequeña. Tanto que resolvió volver a Santa Cruz de Lorica, donde se relacionó con David Sánchez Juliao, a quien narró brevemente su historia. Tal parece que él nunca contó sus vivencias en Chambacú, donde conoció al «Ño», al «Zuqui» y al Fortunato Grey, un ex boxeador apodado «la Pantera Negra», quien algunas veces hacía movimientos boxísticos como si estuviera en el ring que dejaban lelo a Gustavo. En sus noches de ansiedad trataba de imitar los movimientos de cintura del viejo Fortunato. En aquellos momentos, jamás pensó que Caraballo, llegaría a ser un gran boxeador, que hablaba a menudo con él en la esquina de su casa.

De aquel Gustavo Díaz Naar, David Sánchez Juliao, dio origen a El Flecha. Hoy resucita en la memoria a través de la crónica escrita por Gustavo Tatis Guerra en EI Universal.

 

 

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