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lunes, 13 de octubre de 2014

Sólo los que asumen riesgos tienen la posibilidad
de transformar la historia….
MALALA Y LA CONCRECIÓN DE UNA UTOPÍA
                                                                        Por Belinda Figueroa Cuadro*

Malala está de moda, sin ser una estrella salida de un reality de televisión, llámese «Factor X», «Yo me llamo», «American Idol» o «Next Top Model». Pero, ¿quién es esta niña que los noticieros y periódicos mencionan con profunda admiración? ¿Por qué siendo tan joven fue galardonada con el Premio Nobel de Paz? ¿Qué hizo ella para que sin ser una estrella mediática del cine o del deporte haya merecido tan importante galardón? 
Su nombre completo es Malala Yousafzai, nacida en Mingora, Pakistán, en el seno de una familia hindú, y que como cualquier chica del siglo XXI, tiene acceso a internet creando así un blog para la BBC de Londres, con el seudónimo de «Gul Makai».   
En dicho blog, denuncia las atrocidades sufridas por los Talibanes, fundamentalistas musulmanes que ocupaban militarmente su país, asesinando a niñas pakistaníes y destruyendo escuelas, prohibiendo el acceso a la educación.  
La creación de la página la convirtió en objetivo militar de los talibanes y un 9 de octubre de 2012, con sólo 15 años de edad, sus sueños y aspiraciones estuvieron a punto de perderse, pues una tarde, cuando volvía a su casa luego de realizar unos exámenes, el vehículo en el que viajaba con otras quince niñas fue asaltado por dos hombres armados que preguntaron quién era Malala y, tras identificarla, le dispararon sin piedad, sin tener en cuenta que era una adolescente indefensa.   
Para su fortuna, de su país y el mundo, logró sobrevivir al bárbaro atentado, cuyas secuelas aún hoy son visibles.   
Después de una lenta recuperación, Malala continuó su lucha por los derechos civiles de las niñas y las mujeres de su país, y hoy, con 17 años de edad, se ha convertido en un ícono internacional.  
Ese escenario en donde se mueve Malala nos deja muchas enseñanzas.  
1. Una adolescente puede opinar e involucrarse en las transformaciones de su sociedad, cambiando la historia de su país, pues ser joven no es sinónimo de falta de compromiso ni superficialidad.   
2. Las jóvenes tienen que cambiar la visión de sí mismas, que no sólo se preocupen por las dietas, la figura de su cuerpo, lo externo, moda y apariencia, en donde «Lo esencial es invisible a los ojos», como decía el personaje principal de «El Principito», de Saint-Exupéry, cuyo mensaje caló profundo en los jóvenes de mi generación.    
3. Las nuevas generaciones han perdido la capacidad de aceptar en el otro su diferencia. En las aulas de clases se violentan de tal manera que llegan incluso hasta las agresiones físicas y verbales, llamadas ahora «acoso escolar», «matoneo» o «bullying».   
Ese es el mundo que en Occidente les hemos creado a nuestros jóvenes. 
4. Los adultos debemos cambiar la visión maniqueista que tenemos de los jóvenes, comprometernos más en su educación y, sobre todo, enseñarles a creer en las utopías para que hagan como Malala, quien trascendió sus propias circunstancias y expectativas, transformándolas, recordando la célebre frase del filósofo José Ortega y Gasset: «Yo soy yo y mi circunstancia, si no la salvo a ella, no me salvo yo».   
5. Y eso fue, precisamente, lo que hizo Malala, transformar sus circunstancias, salvándose ella y las posibilidades de miles de jóvenes de su país, para que su otro sueño de cuando sea adulta se cumpla: Llegar a ser la Primera Ministra de Pakistán porque, «la mejor forma de luchar contra el terrorismo y por la educación es a través de la política», dice Malala. 
En conclusión, de ella se escuchará hablar mucho con los años, cuando otras generaciones conozcan su historia, la de la jovencita que un día se atrevió a desafiar a un grupo terrorista, con el riesgo de ser asesinada por sus ideas, pues sólo los que asumen riesgos tienen la posibilidad de transformar la historia.  
Hoy por hoy, estamos ante un nuevo paradigma, un icono a imitar por nuestras jovencitas, de las cuales, ¿cuántas estarán dispuestas a transformar su circunstancia? ¿Cuántas verán en el estudio la posibilidad de cambiar el rostro del país, creyendo en las utopías? 
¿Cuántas, en fin, estarán dispuestas a correr el riesgo por sus ideales como lo hizo Malala?  
*Licenciada en Filosofía e Historia.



 

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