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viernes, 1 de mayo de 2015

LAS CRÓNICAS DE JOCE G DANIELS G*

Tras la huella de Artel 
Viernes 20 de noviembre de 1998
Desde hace poco más de tres años Álvaro Suescún, un entusiasta poeta y acucioso investigador sigue tras la huella del aeda Jorge Artel y así recoger los aspectos más relevantes de su vida desde el día en que nació en el histórico y heroico barrio de Getsemaní, hasta cuando se produjo su deceso en Malambo, siguiendo naturalmente la ruta desde su niñez, sus amigos de barriada, sus estudios de primaria y secundaria, su paso por la Universidad de Cartagena donde su tesis para optar el título de abogado nunca fue laureada, sus círculos literarios, su enfrentamiento intelectual con José Morillo, sus tórridos y juveniles romances, su efímero paso por la burocracia, su participación en política y después lo que sería la hégira o el largo periplo de más de cincuenta años por diferentes países suramericanos y antillanos en los que fue dejando un verso y un adiós  como prueba imperecedera de su estro poético. 
Artel, que fue un niño mimado de las Musas, sigue siendo un desconocido en su ciudad natal y cuyo olvido ineludible está muy cerca a pesar de los intentos que han hecho muchos de sus amigos y admiradores y de haberse creado un concurso de poesía que lleva su nombre. 
Posiblemente resucitará en el trabajo que viene realizando el infatigable escritor Álvaro Suescún, quien al sufrir una de sus grandes frustraciones en su vida al no encontrar un solo libro de Artel en las librerías ni en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, ni mucho menos referencia de su nombre en los estantes de su departamento, se propuso reivindicar el nombre del poeta. 
«Me sentí humillado y ofendido, sentí tristeza y rabia, me dijo con el corazón en la mano y la voz quebrada de la emoción, pues no llegaba a concebir la cruel realidad que se cernía sobre uno de nuestros más grandes bardos del Caribe y de Colombia, que estuviese olvidado tan olímpicamente. Por eso me propuse investigar el legado que nos había dejado Artel». 
Lo cierto de todo esto es que, nuestro amigo escritor Álvaro Suescún, que sigue como Watson o Hércules Poirot, los pasos de Artel se ha montado en una yegua cerrera al emprender una de las más importantes y osadas aventuras de su vida, pues escribir una biografía puede ser fácil cuando se utiliza el sistema pildoral de las enciclopedias, en este caso, no sólo debe meterse en el laberinto de las andanzas, sino que por la transcendencia del personaje, amerita una buena investigación, por lo que representa para el país literario y para despertar la sensibilidad a sus propios paisanos que jamás se han dignado en poner al poeta en el sitial que le corresponde. 
No es fácil recomponer la odisea de nadie y mucho menos de Artel. 
Su recorrido por las Antillas, su vida sumergida en la bohemia, el idilio y la poesía, el llamado de sus ancestros para ir sembrando en cada era de aquellas misteriosas y míticas islas un pétalo de sus versos, su universalidad y en especial su celo para que su obra jamás estuviese atada a los caprichos de las páginas de un libro. 
«He construido una poesía libre, inmensa como el mar, suelta como el viento, pródiga como el pensamiento del hombre caribeño», dijo en una reunión que teníamos en una cantina de estudiantes rurales de la calle Medialuna, cuando nos bebíamos una damajuana de ron. 
Lo más seguro es que el trabajo que realiza el poeta Suescún, que espera nutrirlo con los elementos que le hagan llegar los amigos de Artel, mostrará una nueva faceta del vate del barrio Getsemaní. 
En especial sobre su vida, sus relaciones amorosas, sus escritos literarios siempre con el sello de una prosa vigorosa y emocionante, sus crónicas de prensa, sus cientos de poesías dormidas apaciblemente entre las páginas de periódicos y revistas que reposan en los plúteos y anaqueles de bibliotecas, oficiales y privadas, son por decirlo de alguna forma, obras inéditas que representan el bagaje intelectual del más importante bardo de Cartagena en esta centuria. 
Joce G Daniels, Escritor
Hay que felicitar a Álvaro, pues convertido en un mirmidón rebusca y curucutea los hechos y datos más importante de la vida de Artel, para resucitarlo como uno de nuestros más grandes poetas y así no sufrir en el Siglo XXI la angustia y la decepción de no encontrar un libro que hable del aeda que nació en Getsemaní y en el Olimpo Colombiano, fue según la crítica especializada, el mimado de las Musas, muy a su pesar de que en Cartagena, su tierra, aún no lo conocen y tampoco lo han ubicado en el sitial que por derecho le corresponde. 
San Sebastián de Calamarí.
*Presidente fundador de la Asociación de Escritores de la Costa. Organizador del Parlamento Nacional de Escritores de Colombia. Este texto forma parte del Libro "Mi tiempo en El Tiempo Caribe", recopilación de crónicas de cuando El Marques de la Taruya escribía una columna semanal en el gran diario colombiano.

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