Por José Ramón Mercado
INFANCIA
Éramos muchos los hermanos
y hacíamos cosas diferentes…
Hugo era el mayor
y nos traía el pan amoroso y la alegría
-Tiene tiempo el hermano
que no vuelve-
Guido Manuel hacía caminos
y puentes aéreos
y garajes y acueductos
grandes como su locura
Y Marcos hacía camiones
con ruedas de boleros de ceiba
-así decíamos nosotros en la infancia-
y les ponía muellecitos
de zunchos que sonaban
como los camiones viejos
-La madre nos hablaba
siempre sobre el amor-
y los sábados diáfanos nos sentábamos
al quicio junto a la mañana
a esperar al padre que llegaba
en su caballo piafante
Meriluz hacía caballitos de dulce
y el patio se llenaba de aromas
y lavaba las camisas nuestras
y nos escondía las abarcas
Los pájaros picoteaban las ciruelas
Jairo Antonio aprendió a escribir en la tierra
con carbones de leña
-letra por letra-
el título de las películas
que llegaban al pueblo
y así aprendió a hilvanar sus sueños
Miriam Josefina jugaba a las muñecas
y las hacía orinar antes de acostarse
y Gloria Catalina iba a la escuela
de la niña Pacha
y los domingos iba a misa
y se sentaba en su banquita de lona
y siempre iba de la mano de la madre
y se dormía en sus brazos
Para ella la madre prefería
sacarse el bocado de comida de la boca
Yo hacía barriletes de colores
Sin colas ni perendengues
y rozaba el cielo con las alas
y tenía un caballito
de palo
que pastaba en mis sueños lejanos
-quién sabe por dónde ande ahora-
Y una pizarra y un lápiz de pizarrín
-que me dio la maestra
donde yo sólo dibujaba mi nombre-
y tenía una rueda de fleje y mi gancho
-que me llenaron de fama en la calle-
Yo corría más que el viento
Cuando niños hacíamos cosas mejores
Al nacer no éramos más que un recuerdo
*Tomado de No sólo poemas, Bogotá
Ediciones Punto Rojo, Editorial Visión, 1970
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