Poemas de La Generación Fallida
(Ciudad Erótica)
Gloria de las putas
El reflejo de mi rostro
en el ojo de una puta
me convence de ser Dios
Su habitación es un vasto reino
sometido al yugo de mi infancia salvaje
Mi hombría de alas cortas cobra altura
en ese firmamento de alquiler
Y la Puta me exime como a un Dios
del esmero cobarde de mis modales
Y la Puta me redime como a un Dios
a cambio del único tributo que puedo pagarle
el hambre que atesoro en los bolsillos
que me recuerda que a pesar de ser Dios
cuando mi rostro se refleja
en el ojo de una puta
soy yo quien debe arrodillarse.
Dulce Compañía
La primera vez que me toque no fui yo
fue el Ángel de la Guarda
Su voz celeste me dijo al oído
te llevaré a un lugar alado
te enseñaré el misterio de la circulación
un ritmo trascendental de la sangre
Detrás del primer cerrojo del pudor
el Ángel de la Guarda condujo mis manos
bajó mis pantalones
su puño y el mío fueron uno solo
aferrado a la moneda del amor
una lección que aún reside en mi cuerpo
memoria de un gran hallazgo
Desde entonces cada vez que acudo
a ese lugar alado con soltura propia
el Ángel de la Guarda vuela junto a mí
me observa y se deleita
Julio César Márquez Ariza
Salmo según Tyra Banks o de cómo desenrosco el pene
Tener un par de tetas. Tetas preciosas. Redondas. Con los picos bien definidos, nada de deformaciones. Tener un cuerpo de repuesto, sacarlo del armario en esos días en los que la piel se empieza a volver escamas. Desarmarme entonces, seleccionar las mejores partes e ir en tu búsqueda, cariño. No importa que el televisor insista en seducirme, Tyra Banks y sus modelos de plástico sólo hablan de tallas y tacones. Los prefiero azules, altos, que contrasten con este vestido blanco y resalten mi piel cobriza. Tener tetas, tetas medianas, las grandes terminan en el ombligo. Tyra me indica la pose adecuada. Toman la foto y yo cambio de posición. Cariño, puedes ser tú quien meta la mano y termine ganando. Te prometo ser una como Coca-Cola helada a las doce del día. Cambio de canal.
Tyra Banks llega en forma de angelito. Me concede el deseo. Desenrosco el pene y lo guardo en el nochero. Si de transgredir se trata, estos pelos en las piernas son los más indicados. Ir por las calles, levantarme a un tipo. Uno maduro, padre de familia, que me ayude a superar el complejo de Edipo. El señor es mi pastor nada me falta. Abrirle las piernas, dejarlo entrar entero. Sentirlo caminando por mis venas, como un glóbulo rojo que se ha perdido en medio de tanta sangre. Escupirlo, mirar sus formas recuperar la consistencia. Hacerlo por segunda vez y tomarnos una foto. Inmortalizar ese coito con una T3i.
La fotografía es la tercera en la lista. Me gusta capturar cada imagen y hacer con ellas un montaje psicodélico. Recorto las cabezas y las uno a otros cuerpos. Las alas de Tyra son grises, a su edad es imposible volver a las pasarelas de Victoria’s Secret. Mi armario tiene cuerpos de varios tonos: los hay cobrizos, aceitunados, amarillos y café. Nuestra vida es un reality y las fotos son la evidencia. Tyra está lista para dar el veredicto, sospecho que llegaré a la final. En las fotos con alas fui el mejor de todos los ángeles. Subo el volumen. En el espejo estas tetas se ven reales. Me enrosco el pene y voy en busca de mi padre-amante. Esta noche nos tomaremos otra foto, esta noche podré ser yo quien entre entero en su sangre.
A tu imagen y semejanza
Saco de mis uñas
los restos de tu piel
Recolecto las hebras
haciendo con ellas una masa
para construirme una copia
De tus facciones.
La masa dará lugar a tus extremidades
boca y ojos
incluso a la verruga blanda
que te cuelga de la espalda.
Con esta versión tuya
pasaré mis fines de semana
labrando caminos cóncavos
que lleguen hasta el punto neural
de tu resistencia.
Con el tiempo
agregaré más piel a la masa
ahondando en los detalles
la curva de tu nariz
el párpado derecho
que cae de forma irregular.
Asumiré mi potestad
sobre ese cuerpo
ocupando mis manos
en desordenar las aristas.
Cuando termine mi obra
abandonaré mi sitio a tu lado
Bastará dar mi orden
para tener tu cuerpo
—ahora mi cuerpo—
en la posición que me plazca.
Irmina Barboza López (Mimi)
Citas
Primera madrugada:
Un hombre escribe en el chat de citas un mensaje
Te amo
Ella responde: Yo no te amo, te deseo
Él queda en silencio por un rato
Desanimada
a punto de cerrar la línea
sus palabras la animan:
Juguemos…
Él sería un jefe, ella una secretaria
Segunda madrugada:
La Web cam está lista
Vestida con una faldita negra, blusa roja, gafas sexis
La habitación arreglada con un escritorio, portafolios,
block de notas y un bolígrafo
Él, camisa blanca, corbata negra, pantalón gris
Ella toma coctel con cerezas
Él, una botella de vino
Miradas provocadoras
Labios mojados con cerezas
Sacudida del cabello largo
Piernas abiertas
Ropas en el piso
Diálogo mudo…
Próxima cita: Otra madrugada...Déjame hacerlo a mí
Deja de jugar al varón dominante
Me quitas la ropa
Te tiras encima
Déjame caer poco a poco en la cama
sentir el olor
contemplar los genitales
Déjame ponerme los collares
que el tintineo toque la sombra de tu cuello
mientras el movimiento de mi cuerpo
mueve la peluca larga de colores
y roza tus hombros
Déjame entrar en las tiendas sexuales
que el ambiente me excite
Mirar los juguetes
elegirlos a mi gusto
Darnos el placer de divertirnos
jugando con ellos en cualquier lugar de la casa
Que nuestros cuerpos se deslicen solos
y se vuelvan algo más…
Rolando Blanco Hernández
Nocturno
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El jabón se desliza por su vientre mojado. Con una mano jabona sus ingles, la otra asciende hasta los senos. Elvira cierra los ojos, los pezones endurecen, el clítoris despierta. A través de la claraboya, José la observa montado sobre un barril de madera. Está loco de amor por ella, toda su poesía gira únicamente a su alrededor. Abre la cremallera del pantalón, se masturba viéndola acariciarse. Eyacula sobre la pared pintada de cal. Luego, sus músculos comienzan a relajarse, aparecen los sentimientos de culpa. Sabe que es una relación imposible: Es su hermana. Presiente que algún día esa relación lo llevará al suicidio.
Marcos XIV:50-52
Uno de sus discípulos acaba de entregarlo. Los otros huyeron como cobardes. Con su verbo ingenioso, el Rabí enfrenta a sus captores. Pero no está solo, a cierta distancia lo acompaña un joven cubierto con una sábana que lo observa todo. Dos guardias intentan atraparlo, les arroja la sábana. La luna ilumina su desnudez: Pecho de roca, vientre musculoso, falo de asno nubio. Algunos hombres enviados por los sacerdotes detallan su desnudez en un instante eterno. Él aprovecha para escapar. Los demás observan subir y bajar sus macizos glúteos hasta que desaparece entre los árboles del huerto. Jesús lo mira en silencio. Un guardia lo empuja, le grita que camine.
Edisson Duarte Restrepo
Querida:
Escribiéndote-venzo la muerte que se apodera de las horas-
letra por letra, golpeando suave el teclado,
hasta alcanzar el ritmo mientras escucho la canción que nos define.
El gato pasa una y dos veces, a la tercera se detiene y me mira…
Aprovecho para hablarle de ti; le cuento sobre esa única forma que tiene tu risa y de cómo dejas caer las palabras sobre la almohada.
Pienso en ti, y te escribo de cosas sublimes y cotidianas
—venciendo a la muerte en que se han convertido los días—
letra por letra, desde los pequeños cuadrados de las teclas del computador, hasta que el ritmo me alcanza; la canción sigue allí,
en el pensamiento y nos define.
Te quiero tanto, silenciosa hada que se inmiscuye en mis sueños, que no necesito promesas ni lealtades de tu parte.
Ruth Patricia Diago Suárez
Más de ti que de mis pasos
Me siento de tus tardes, del tiempo empleado en nosotros
de las uvas de ese vino que hemos consumido a sorbos breves.
De este quehacer a manos vacías barajadas por horas babeantes
sujetas al desamparo de la espera.
Completa, al saberme entre tus ojos de enamorado fugaz y cierto
De tu nombre que recorro con boca dispuesta
sobre las franjas coloridas de mi sábana.
De tus rodillas obre mí,
de esas manos que dibujan monogramas lentos
mientras tu voz se imprime al decir «te quiero»
y en ese sonar de «te quieros» recíprocos desaparece el universo.
Nos transformamos entonces en dúo que ejecuta
notas a dos voces, arpegios encontrados,
en esa melodía inconclusa de ires y venires y elocuentes silencios
Ahí en mitad de aquel particular espacio
en donde los ojos no necesitan explicarse.
Si una pendencia tonta nos aleja
el alma hecha hojuelas escapa buscando reintegrarte a la luz
la misma que completas y sin la cual
se plaga de crujientes aguijones el silencio
Así, que mientras dejo de odiarte y espero por tu respiración
con fervor adolescente me entrego a la contemplación
del irregular surco de tu huella
Vivísimo trofeo que preservo al aire libre,
sobre la calcinada superficie de nuestra vieja terraza
La colonia anuncia tus mangas recogidas
Existes ahí tras la bruma
o el nítido cristal de los días
Transitas por las calles comunes
La lluvia nos empapa, el mismo aire
saturado de salitre y ruidos caóticos
mientras la ciudad se eleva
en cajones rígidos e impersonales
Vas fuera de mis labios y mi cama
extraído de tu sombra
de esta recrudecida terquedad
por mantener vigentes
aquellas tardes naranjas
No tanto para mudar de piel por la tuya
pero esa asistencia mutua
obtuvo un tinte vago
que sin afianzarse del todo
desmigajó metales
que llegan a notarse ocasionalmente
cuando tus ojos se vuelven hacia mis pasos
o la mano aprieta el saludo
poniendo en contacto millones de células
que por instantes se reconocen.
Gonzalo Alvarino
Dedos de colombina y cachetes rosados
El Amor tiene nueve años, es algodón que sabe a níspero
Le gusta revolcarse en la tierra y arrojar piedrecitas en el agua
Hace pataletas y pucheros
y tiene la longitud exacta de un poema de nueve versos.
Y está en los pies del panda y en el verano de una golondrina
que juega con el aire verde de la tarde
y sí, tiene nueve años y está en la soledad de las casas
y salta desnudo y hablamos el idioma del agua
mientras nos amamos con dientes azucarados.
Sí, El Amor tiene nueve años y muerde paredes y ventanas
y no está quieto porque le gusta el día de frutos rojos
porque tiene dedos de colombina y cachetes rosados.
El Amor es ese relámpago que hacer arder las sábanas
en días áridos cuando olvido que tiene nueve años.
***
……………………………..
Rosa y Arena se besan
los silencios del amanecer
no hacen juramentos
ni escriben en la roca
Ellos, letales y sin sexo
conocen la voz de las espinas
la canción de los desiertos
Arena y Rosa unidos
bajo un cielo de trompos azules.
………………………………………
***
Tu pubis, extraña luz de tres sabores***
Tú, yo y el invertebrado que somos
entregamos al amanecer
La esencia de nuestros cuerpos
El ojo del agua se abre y nos mira brillar.
……………………..
Es un día de alas mojadas sobre la cama
El beso de tres bocas acaricia la quietud de la aurora
Los espejos se humedecen y se estiran
igual que un felino negro
La séptima mano quiere participar
imagina la textura
de ese cuerpo donde no existen códigos ni leyes
Lo nuestro es el mar con su lengua de sal
y así, sin temores
nacemos a la noche como luciérnagas rojas.
Rosemary Maciá
Dafne
Mis pies se transforman en raices
mis brazos en ramas
Fui tonta al pensar que dejaría de sentir
En su afán de idealizarme
los hombres insisten en cantar mi virtud
No saben que esta corteza se contrae
de manera imperceptible
con el suave roce de las gotas de rocío
y se ha vuelto tortura deliciosa
la caricia del viento.
Fedra
Deja ya de mirar ese cuerpo firme
esa piel lustrosa
No busques más pretextos para hablarle
ni para encontrarte a solas con él
Recuerda
ese adolescente
apenas mayor que tus propios hijos
es territorio prohibido
Reserva su imagen
para tus noches de insomnio
o para esas tardes sofocantes
en las que aletargada
te dedicas a las manualidades
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